Bellavista

Por encima y por debajo de una hermosa colina, Vittorio Moretti ha construido su casa, su primer viñedo, la bodega, un hotel, un restaurante llamado Gualtiero Marchesi, un spa, y las oficinas del holding Terra Moretti. Todos ellos modelados como si de arcilla se tratara, aunque la mejor descripción que se puede dar es la de una colmena. Un mundo propio cuyo valor subyacente es la tierra, Franciacorta, excelente lugar para elaborar vino y además, muy agradable para vivir. 

Un puñado de colinas apretujadas entre el Lago Iseo y el valle de Brescia, donde el equilibrio del paisaje, sus fluidas lineas, hacen hincapié en su singularidad. Aquella que solo se puede preservar con una eficaz atención en los detalles y una gran imaginación. Y con estos dos recursos a mano la dedicación necesaria para cuidar un viñedo, se vuelve fácil y natural. 

Y mucho, si no todo, depende de las manos. Manos que cosechan las uvas, que realizan los trasiegos, rotando las botellas 1/8 de vuelta durante 8 semanas, que realizan el deguelle con sabiduría y experiencia. 

Hoy en día, si las burbujas de Bellavista son capaces de competir con el Champagne, es porque el propósito de las largas horas de trabajo en la bodega, es el de obtener un "sabor absoluto". Un deseo de perfección que se origina a partir del ensayo y error, cruzando los datos de las cosechas anteriores, utilizando técnicas manuales, y calibrándolo todo para lograr el mejor rendimiento posible.