D'Hotte

D'Hotte se sitúa en Eaux-Puiseaux, localidad en la que cuida sus árboles, donde elabora sus frutos en la masía familiar del siglo XIX y lugar en el que también rinde tributo a su actividad y a la larga historia en la que esta se arraiga en las instalaciones de un viejo hórreo reconvertido en museo de la sidra abierto a las visitas del público.  

Las burbujas del célebre vino de Champagne no son las únicas de las que se puede disfrutar en esta región. La sidra cuenta con una gran tradición que se remonta al siglo XVI, e incluso, a principios del XIX se contabilizaban cerca de 300 lagares en la zona. Aunque su producción experimentó un auge con la llegada de la filoxera que diezmó los viñedos, el éxodo rural y la mecanización agrícola terminó minándola. 

Hoy algunos productores han rescatado ese legado y luchan por ponerlo en valor, siendo D'Hotte uno de ellos. En su huerto poseen manzanos, tanto de tronco alto como bajo, de nada menos que unas 60 variedades típicas de Pays d'Othe como Avrolles, Vérollot, Locard, Sébin, Cul d'oison, Nez de chat, Nez plat, Bondons o Pommate de Maraye. 

Estas, cuyo cultivo desde 2008 cuenta con certificación orgánica oficial, son la base de sus sidras, obtenidas de forma natural tras una fermentación alcohólica después de varios meses. Tras ese periodo se les añade azúcar antes de pasar a botella para lograr la efervescencia y los sabores típicos de esta categoría llamada bouché. Un término, cuyo significado es literalmente “obstruido”, que hace referencia al uso de corcho y alambre, como si de un champagne se tratase, para poder taparla. El resultado es una sidra eminentemente afrutada, con una marcada acidez y un característico toque a pedernal, que recuerda a los suelos arcillosos con gran presencia de sílex donde se arraigan sus árboles de origen.